31 ago 2014

Cómplices necesarios (3): Las fuerzas del orden

"El vídeo grabado por un vecino nos muestra a un grupo de policías municipales apaleando a un negro mantero. Cuando otros viandantes se acercan a defender a la víctima, los agentes les pegan también. Esta escena es de hace quince días en Madrid.

En Barcelona ya han muerto dos hombres al ser detenidos por los Moços de Escuadra –sorprendente es que sea en Cataluña donde ha habido más víctimas, mortales o no, del maltrato de la policía. Las imágenes de los video aficionados muestran en estos últimos años a agentes de diferentes cuerpos apaleando a manifestantes –en Barcelona una señora ha perdido un ojo por un pelotazo de las fuerzas del orden-, estudiantes, feministas, obreros, indignados, víctimas de desahucios, hasta discapacitados en silla de ruedas. Cientos de subsaharianos son esposados, pateados y detenidos cuando se deciden a atravesar la infame valla cuajada de navajas que separa Marruecos de Melilla. Y también cuando se atreven a intentar ganar unos céntimos para comer, vendiendo bolsos de imitación en las calles de las ciudades españolas. Algunos han muerto al ser disparados con pelotas de goma en el mar, cuando se estaban ahogando. En las cárceles se sigue maltratando a los reclusos que tienen menos medios, como han denunciado algunos trabajadores sociales.

Y esto en tiempos de democracia consolidada, como les gusta decir a los politólogos que opinan todos los días en televisión.

En tiempos de dictadura, la Policía Nacional (los grises), la Policía secreta, la Policía Político-Social, la Guardia Civil, la Policía Municipal, los funcionarios de prisiones, fueron los esbirros de la represión franquista. Y también de los años de la llamada Transición, que se prolongó interminablemente. Algo se ha publicado —poco para el horror que fue— sobre las detenciones, las torturas, las desapariciones, el robo de niños y los asesinatos que impunemente cometieron esos representantes de las fuerzas del orden y de las prisiones contra los opositores políticos, y no tan opositores como varias víctimas del GAL o los muchachos asesinados en Almería en los años ochenta. Pero nada se dice sobre la insania con que trataron –y siguen tratando- a los detenidos comunes. El trato humillante y despectivo, los insultos, las esperas interminables, las esposas que se clavan en la carne durante horas y las palizas en las comisarías, los golpes y los castigos en las prisiones, se aplican continuamente a los que acusan de delincuentes. Durante la dictadura y ahora.

La sociedad civil, bien pensante, de orden, sea de clase media, burguesa o trabajadora no siente ningún interés por la situación y el destino de los descuideros, drogadictos, negros manteros o mendigos. Ni los delincuentes ni los emigrantes ni los pordioseros merecen la atención ni la preocupación más que de las ONG dedicadas a ello. Por tanto son pasto impune de la brutalidad policial.

Un país no puede presumir de democrático mientras las fuerzas del orden sigan siendo los agentes de la represión de todo aquel que no esté inserto en el modelo de buen ciudadano burgués amante del orden. Y la nueva Ley de Seguridad Ciudadana que resucita la del franquismo viene a consolidar no la democracia sino la represión.

Ya sabemos que el Partido Popular ama el orden fascista y por tanto la legislación que con tanto empeño va aprobando nos retrotrae a los peores tiempos de la dictadura, pero si no hubiera cómplices necesarios ninguna orden emanada del Ministro del Interior ni del Subsecretario ni de los Delegados del Gobierno ni de los Gobernadores Civiles ni de los Directores Generales, se podría cumplir. Para que se disperse una manifestación a palos y porras eléctricas, para que se incauten los teléfonos móviles y las cámaras fotográficas de los que quieren registrar los acontecimientos, para que se golpee a detenidos esposados en las comisarías, para que se agreda a los viandantes cuando intentan defender a un negro mantero maltratado, para que se encierre en celdas de castigo a un preso, hacen falta hombres –no suelo ver mujeres manejando las porras en la calle- dispuestos a ello.

Como lo estuvieron, durante cuatro décadas, los agentes de la Policía Nacional, de la Secreta, de la Político-Social, de la Guardia Civil, de las policías locales y los funcionarios de prisiones. Para mantener el orden franquista que se impuso mayoritariamente durante aquellos infames cuarenta años, hizo falta que un sinnúmero de agentes, con diversos uniformes pero igual insania, no solo se alistaran en los diferentes cuerpos de la represión, sino que actuaran en el ejercicio de su profesión con dedicación y entusiasmo.

Los policías que me colgaron de los brazos para apalearme durante nueve días en la Dirección General de Seguridad de Madrid, en el año 1974, disfrutaron de momentos excitantes. Como los que torturaron a todos los demás compañeros y todas las demás compañeras mías de infortunio. Y así, día tras día, durante mucho más que cuatro decenios. Porque torturados y torturadas en las calles, en las comisarías y en las cárceles, fueron muchos y muchas después de la muerte del dictador.

Y los policías y los funcionarios que lo hicieron no estaban amenazados con una pistola en la frente. Se presentaron a los exámenes de ingreso voluntariamente y voluntaria y libremente cumplieron las órdenes de detener y apalear a todo el que molestara al régimen. Los que aplicaban corrientes eléctricas en los testículos y en la vagina, hundían la cabeza del detenido en un cubo de agua hasta casi ahogarlo, violaban a las mujeres, las colgaban de unos ganchos del techo para golpearlas en la barriga –objeto de envidia y odio machista,”¡ ya no parirás más!”, recuerdo que me decían-, daban puñetazos en la cara de las víctimas hasta dejarlas irreconocibles, obligaban a los detenidos y a las detenidas a estar de pie días y noches sin comer y sin beber, apaleaban a los presos en sus celdas, no eran pobres trabajadores obligados por la miseria a ejecutar su tarea.

Recuerdo que en los tiempos en que el Partido Comunista aprobó su tesis de “la reconciliación nacional”, se intentó difundir la idea de que los cuerpos represivos estaban formados por individuos de las clases populares -lo que en buena parte era cierto- y por tanto, nosotros, los militantes y las militantes comunistas –detenidos, insultados y torturados por aquellos- debíamos comprender que no hacían más que cumplir órdenes (a disgusto) de sus superiores, que eran pocos, y debíamos tratarlos, en consecuencia, como a otras víctimas del régimen franquista.

Esta tesis se difundió a través de los intelectuales del partido. Como ejemplo recordemos la novela El Capirote, donde Alfonso Grosso explica con todo verismo la miseria del pueblo sevillano de los años sesenta. Cuenta como un trabajador enfermo y en paro se decide a cargar con las andas de un Paso por ganar unos duros, cuyo esfuerzo le conduce a la muerte, y dedica unas páginas a disculpar a los guardias que le pegan, con los argumentos anteriormente transcritos, cumpliendo la consigna del PCE.

Si no hubiese habido los suficientes cómplices necesarios en todas las Fuerzas del Orden y funcionarios de Prisiones, no se hubiese tirado por el balcón de la Dirección General de Seguridad a Julián Grimau, no se hubiera herido y detenido a Salvador Puig Antich, no se hubiese matado a Manuel Fernández en la huelga del Besós de Barcelona ni a los obreros de Vitoria ni a Salvador Rueda en la cárcel de Carabanchel. No se hubiera torturado a Juana Doña, a Soledad Real, a Manolita del Arco. Y no puedo añadir aquí toda la lista de las víctimas porque llenaría una enciclopedia. En noviembre de 1975, cuando murió el dictador, había más de cinco mil presos políticos en las cárceles de España y éramos veinticinco mil los procesados que estábamos en libertad provisional. El noventa y nueve por ciento de todos habíamos sido torturados por uno u otro cuerpo de la llamada Seguridad de Estado.

Pues bien, tanto los hermanos Creix de Barcelona, como Portela, Willy el Niño y el comisario Conesa de Madrid, el comisario Álvarez de Zaragoza, –por citar solo los nombres más conocidos que recuerdo de memoria- siguieron en sus puestos, cobraron sus sueldos y las pagas extraordinarias, los ascendieron y hasta los condecoraron cuando llegó la “democracia”, y se jubilaron con todos sus emolumentos y honores.

Sabemos ya, gracias al esfuerzo, el trabajo y la información de los grupos que tratan de difundir la Memoria de nuestra Historia, que 150.000 restos de republicanos y republicanas yacen todavía debajo de las cunetas, los campos y las carreteras de todo nuestro país. Y solo gracias a la acción de estos grupos una jueza argentina está tramitando el único proceso criminal que se ha abierto en el mundo contra algunos de los asesinos y torturadores durante la dictadura, como Willy el Niño.

Porque después de todos los horrores que perpetraron los policías de los diversos cuerpos y los funcionarios de Prisiones, durante casi medio siglo, ninguno ha sido condenado como se debía cuando llegó a España la tan ansiada democracia. Y por supuesto, nunca nos pidieron perdón.

Por eso, ahora, siguen apaleando a manifestantes, feministas, negros manteros y viandantes. Sin ninguna consecuencia".

http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2014/08/31

La increíble historia de Mariano Rajoy

"Esta es la increíble historia de Mariano Rajoy, un político inverosímil al que sus rivales no se han tomado suficientemente en serio, con consecuencias catastróficas para todos ellos.

Son muchos los prodigios que se le atribuyen en su tierna infancia: los vecinos de Pontevedra aseguran que nació con barba, que podía leer los titulares del Marca a los ocho meses de edad, que fumaba puros a los dos años y que recitaba de memoria los artículos del Código Mercantil antes de cumplir los cinco. Pero los prodigios más asombrosos llegarían tiempo después, ya iniciada su trayectoria política. El más llamativo de todos fue ganar las elecciones de 2015.

Toda su carrera de servicio público a la derecha española ha venido marcada por tres refranes, que articulan y dan sentido a su biografía política. Los dos primeros son de españolísima raigambre y el tercero es incomprensible y de aplicación universal. El primero y más importante es este: “El tiempo pone a cada uno en su lugar”. El mismo Heráclito el Oscuro podría haber sido el autor de este apotegma. El segundo, “el que la sigue, la consigue”. Y el tercero, “la venganza es un plato que se sirve frío”. Gracias a la práctica de estos sabios principios, Mariano Rajoy ha alcanzado una templanza de ánimo epicúrea, una especie de ataraxia política que le permite sobrellevar las mayores catástrofes sin perder no ya la calma, sino ese distanciamiento flemático que llamamos impasibilidad.

Cuando todos los “listos” de este país le pedían a Rajoy que se dejara de numantinismos y pidiera el rescate de una vez, el presidente del Gobierno supo ver la conveniencia de ganar tiempo y esperar a que amainara la tormenta. El tiempo, su cómplice más fiel, acabó dándole la razón.

Duro como el pedernal, Rajoy atesora una experiencia que muy pocos más han vivido: la de ver pasar los cadáveres de sus rivales y enemigos, uno detrás de otro. Él estaba en la terna de Aznar, con Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja. ¿Qué ha sido de los otros dos? Mayor Oreja anda por ahí defendiendo la tesis lunática de que “la ETA” está ganando la partida a “los demócratas”. Por su parte, Rodrigo Rato ha acabado en el imaginario popular como el paradigma de gánster financiero-político, suficientemente espabilado como para hundir Bankia y ganar después consejos y cargos en las empresas del Ibex 35.

Rajoy consiguió ser el elegido, si bien su jefe le puso dos escoltas que controlaran sus movimientos y declaraciones, Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. Pero Rajoy supo deshacerse de los dos con su discreción habitual. ¿Alguien se acuerda de ellos? Abandonaron la política y hoy se dedican a la buena vida.

Ante la segunda derrota electoral, la de 2008, unos cuantos en el PP trataron de moverle la silla a Rajoy, con el apoyo de periodistas como Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos. A Ramírez lo terminaron echando de El Mundo y a Jiménez Losantos de la COPE: sus carreras meteóricas se frenaron en seco… por enfrentarse a Mariano. Los dos han perdido toda la influencia política y social que tuvieron en su momento. En cuanto a quienes participaron en la conjura del PP, como Esperanza Aguirre, quedaron todos ellos laminados en el seno del partido. Aguirre es hoy una sombra de sí misma.

Rajoy no es solamente un consumado killer político. Además, es un superviviente sin par. Ha sobrevivido a episodios que habrían tumbado a cualquier otro político en sus circunstancias. Ganó con mayoría absoluta las elecciones de 2011, cuando ya se había descubierto la podredumbre delictiva de la trama Gürtel y, lo que resulta todavía más asombroso, ha superado la publicación de los papeles de Bárcenas. ¿Habría resistido cualquier otro político español unas revelaciones como las de Bárcenas?

Hoy sabemos que, de Rajoy para abajo, todos los cargos dirigentes del PP cobraban sobresueldos, que el partido tenía contabilidad b, es decir, que cometía fraude fiscal sistemático y continuado en el tiempo, y que se financiaba ilegalmente con donaciones de empresarios y constructores que eran recompensados con contratos de las administraciones controladas por el PP. Un escándalo de esta magnitud habría provocado un verdadero terremoto político, llevándose al gobierno por delante, salvo que este estuviera presidido por Mariano Rajoy. A propósito del asunto Bárcenas, Rajoy mintió en repetidas ocasiones, ante periodistas y diputados, y ante la ciudadanía toda. Y quedó en el más espantoso de los ridículos cuando le sacaron los mensajes íntimos que enviaba a su buen amigo el tesorero del partido. Sin embargo, ahí sigue, presumiendo de recuperación económica.

Si Mariano ha aguantado en el cargo el mayor escándalo político de la democracia española, es porque ha jugado bien sus cartas. Supo convencer a los centros de poder europeos (a la Comisión, al Gobierno alemán, al Financial Times, etc.), de que no iban a encontrar a nadie tan dispuesto como él para llevar a cabo la gran devaluación interna del país. Ha seguido el manual de instrucciones escrito por sus jefes con extraordinaria precisión, haciéndose perdonar los pecadillos de la corrupción. Así, ha recortado las pensiones para siempre, ha desregulado el mercado de trabajo, ha metido la tijera en sanidad, educación y dependencia, y ha conseguido que España se ponga a la cabeza en desigualdad. Esto es lo que importa en Europa. Que el partido en el gobierno tenga un sistema de doble contabilidad es más bien un asunto interno.

Pero lo más asombroso de todo fue que, en estas circunstancias, el principal partido de la oposición, el PSOE, lejos de remontar, siguiera perdiendo votos, lo que le permitió a Mariano ganar las elecciones europeas. Obrando como costalero del sistema, Alfredo Pérez Rubalcaba no quiso presionar mucho con el asunto de la corrupción (por no pedir, no pidió siquiera una comisión de investigación sobre Bankia) y encima le ofreció al gobierno varios pactos que este ignoró olímpicamente. Rajoy, sin mover un músculo, consiguió que la crisis se llevara por delante al jefe de la oposición. Mientras el pobre Rubalcaba y sus amigos de El País hacían campaña a favor de la gran coalición, Rajoy se lo pasaba en grande viendo cómo crecía el monstruo Podemos y rompía al Partido Socialista.

Para colmo, cuando se aproximaba el momento de la verdad en la crisis de Cataluña, se descubrió que el santo patrón de la derecha catalana había sido todavía más corrupto que los patrones de la derecha española. Todos, incluso los más próximos, le habían aconsejado que tomara cartas en el asunto y negociase con los catalanes, pero al final su tiempo de espera se mostró más eficaz que cualquier propuesta política.

Así llegó a las elecciones de 2015, con la política catalana en proceso de descomposición y la oposición de izquierdas más fragmentada que nunca. Aunque muchos de sus votantes estaban muy decepcionados, la pérdida de apoyos en la derecha se vio ampliamente compensada por las divisiones entre los partidos de la izquierda: volvió a ganar. Y así acaba esta increíble historia, con Mariano Rajoy gobernando de nuevo. Colorín colorado, este cuento y este país se han acabado".

por IGNACIO SÁNCHEZ-CUENCA
18/08/2014
infolibre.es

27 ago 2014

"Tranquilo, esto se olvida..." ¿o tal vez no?

El expresidente catalán Jordi Pujol durante un paseo con su esposa, Marta Ferrusola. \ EFE
El expresidente catalán Jordi Pujol durante un reciente paseo con su esposa, Marta Ferrusola. \ EFE


"Tranquilo, esto se olvida", esa frase exacta le susururraba la señora Ferrusola a su esposo el Molt Honorable ex President de la Generalitat de Catalunya Jordi Pujol mientras este andaba hacia las cámaras hace unos días. Hacía ya varios días que el señor Pujol había confesado que nos lleva robando a todos 34 años. Toda una vida.

Resulta que estas vacaciones casualmente estoy pasando unos días en Andalucía y en Cataluña y, claro, Pujol es el tema. En ambos sitios. En distinto tono, pero todo el mundo habla de esto.

Lo preocupante es que la señora Ferrusola tiene razón. Todo esto se va a olvidar. A ver cuanto dura, pero me temo que todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

Suele pasar. Los ciudadanos somos débiles y estamos abiertos a estímulos que nos distraen: el próximo escándalo político, Gibraltar, el penúltimo insulto a Pablo Iglesias, Cristiano Ronaldo y su pelo, si Doña Letizia ha merendado o no... Además de fútboles y otros panes y circos. Si a esto se le suma que la persona con interés en el olvido en cuestión tiene cierto acceso a medios o cierto poder en general, pues: está hecho, amigos. Ese 'olvido' mediático, el ético y otro peor: el judicial, está asegurado.

Sobran los ejemplos del "Tranquilo, esto de olvida" y también de esa ayuda externa al olvido. Uno de los más clamorosos en nuestra historia reciente: Alfredo Sáenz, ese banquero del Santander al que varios Gobiernos le indultaron o hicieron leyes ex profeso, medios de comunicación que, digamos, no atendieron demasiado bien su función social y consiguiente obligación de informar de estas cuestiones, supongo 'aconsejados' por sus créditos y deudas o por su inserción publicitaria (de la que depende la existencia de muchos de ellos). En este caso el señor Sáenz sólo tras años y años de quiebros y regates se vio obligado a dejar sus responsabilidades en el banco. Algo a lo que estaba forzado tras su condena. Vamos que lo decía la ley y el reglamento del Banco de España. Durante todo este proceso, ¿la ciudadanía...? Pues estábamos a otras cosas, me temo.

Así que el company Jordi, luz, faro y guía de Catalunya durante 30 años ha resultado ser, para la desazón de muchos, sencillamente un simple ladrón y un corrupto más. Pero no pasa nada, amigos. En cuestión de meses el asunto este entrará en esa oscura nebulosa de los 'errores' los "¡y tú máses!" y ya. Entonces un Madrid-Barsa y otro escándalo de los EREs hará el resto... y fin. A otra cosa mariposa.

¿Y qué podemos hacer? Está claro que el sistema este de "Ups..., pelillos a la mar, hoy por ti, mañana por mí" les funciona y conviene a las élites. A eso que ahora algunos laman 'la casta'. Para enterarnos: a los corruptos, vaya. ¿Cómo enfrentar ese problema? Estas élites controlan prácticamente todos los medios de comunicación y grandes partes del Estado. Dan forma a la realidad que vivimos. ¿Qué hacemos?

Hay una cosa que yo tengo clara y me parece legítima: el escrache. El señor Pujol no se merece poder volver a comer en un restaurante sin que los demás comensales le abucheen. O viajar en un tren. O pasear por un pueblo sin que le increpen. Ojo: nada de tocarle. Nada violento evidentemente. Sencillamente hacerle saber de forma contundente y reiterada que no se quiere compartir el espacio público con él. Qué el señor Pujol viva en su club privado con sus amigos de la élite rodeados de vallas y guardias armados. Qué viaje en medios de transporte privados. Qué compre en tiendas abiertas sólo para él.

Nos queda organizarnos a nivel ciudadano, recordarnos unos a otros la vigencia y necesidad de estas prácticas. El delicado tema de determinar objetivos (y yo creo en la reinserción como marca el 25.2 de nuestra Constitución. El que no cree en ella, me da la impresión es el señor Pujol, en este caso). Y usar nuestra libertad para hacer saber a esa gente que no queremos tener nada que ver con ellos, o consumir sus productos o lo que sea. Y sostenerlo en el tiempo. Y no distraernos. No dejar que nos distraigan.

Conseguir cambiar ese: "Tranquilo, eso se olvida" en un: "Tranquilo, no irás a la cárcel, no, pero no queremos tener nada más que ver contigo. Adeu". Y que el señor Pujol se tenga que alejar tranquilamente con la cabeza gacha sin que nadie le hable nunca más, excepto para recriminarle.


p.s.1 Para mis más susceptibles lectores. No tengo ningún problema en sustituir el nombre de Jordi por el de cualquier otro corrupto tenga el color o acento que tenga. Eso sí. Lo he usado para la pieza por estar de actualidad, por la frase de su señora esposa, que resume la actitud de esta gente y porque es el tema que llevo oyendo en corrillos todo este verano.


p.s.2 ¡¡Los EREEEEEEEs!!  (por si el p.s.1 no quedaba claro).

por Stéphane M. Grueso  
18/08/2014 
eldiario.es

17 ago 2014

"No nos engañemos, Le Pen ya está aquí"

"El pasado mes de julio el alcalde de Vitoria, Javier Maroto,  afirmaba que los argelinos y marroquíes vienen a Vitoria “a vivir de las ayudas sociales sin ningún interés por integrarse, y eso en sí mismo es fraude”. A pesar de las múltiples criticas de los partidos de la oposición y de las organizaciones sociales de la ciudad vasca, Maroto no sólo no rectificó sus palabras sino que se reafirmó, y contó con el apoyo de su partido (PP) en Álava.  Parece que el edil popular sigue los pasos de su compañero Xavier García Albiol, que fue el primer alcalde juzgado por su discurso xenófobo,  por haber afirmado que “los rumanos son una plaga y suponen una lacra para la ciudad” y que “el colectivo rumano gitano ha venido a esta ciudad a delinquir y a robar”. Unas declaraciones que no sólo no le pasaron factura sino que le auparon a la alcaldía de Badalona, tradicional feudo del PSC.

Siguiendo esta línea, cada vez son más los cargos públicos que se suman ala banalización de los prejuicios xenófobos. Prejuicios que, a la postre, permean en el debate político y, más grave aún, son parcialmente asumidos por los partidos mayoritarios en una carrera desesperada por ocupar el espacio político que en Europa está representado por la ultraderecha.

Pero mientras los políticos del régimen se empeñan en emular la retórica ‘lepenista’, los medios de comunicación llevan a los salones de los hogares el ‘problema’ de la inseguridad ciudadana que genera la “invasión” o los “asaltos”  de los migrantes subsaharianos. Esta gramática pseudo-belicista y de exclusión genera el caldo de cultivo perfecto para una retórica punitiva que aborda la inmigración como un “problema”, sobre la que se plantean soluciones represivas: vallas más altas, alambres de espino más punzante, devoluciones irregulares en “caliente”, más policía…

En este sentido, las leyes de extranjería en las últimas décadas han tratado de modificar la imagen pública de los migrantes, presentándola como un “problema” y generando, de esta forma, un marco político y discursivo para su criminalización. Estas normativas han desempeñado un papel fundamental en la difusión de un estereotipo negativo del emigrante sobre el que se han ido asentando y activando todo tipo de prejuicios y aparatos retóricos de marcado carácter xenófobo.

La degradación de la seguridad jurídica y policial, organizada con el objetivo de expulsar al emigrante, genera como primera consecuencia directa la pérdida no sólo de un conjunto de derechos en particular, sino el propio derecho a tener derechos. Lo que lleva también, como segundo resultado, a producir una mano de obra fácilmente explotable desde el punto de vista económico. Una mano de obra que el propio Estado ha convertido en vulnerable.

Hay que recordar, a este respecto, que los inicios de la xenofobia política se marcaron como objetivo básico situar esta frontera entre aquellos que deben ser protegidos y aquellos otros (no) ciudadanos que pueden, o mejor, deben ser excluidos de tal protección. Una operación de exclusión, por tanto, con una evidente matriz también económica. Esta exclusión (de facto y de iure) genera, precisamente, el caldo de cultivo perfecto para la xenofobia política, definida mediante esta operación de exclusión que favorece una competencia entre autóctonos y foráneos en el esfuerzo por conseguir un recurso escaso: el trabajo.

Más de 20.000 cadáveres de inmigrantes muertos en los desiertos, en las vallas fronterizas, o náufragos de pateras en las costas de Andalucía y Canarias en los últimos 20 años. Esto supone una media de 2,28 inmigrantes muertos al día, a los que hay que sumar los desaparecidos cuyo número se desconoce, que son la expresión más terrible y dramática de esta otra forma de racismo. Son las víctimas de la  xenofobia institucional, de un racismo de guante blanco, anónimo, legal, poco visible pero constante. En este sentido, es difícil separar racismo y políticas de inmigración ya que, aunque no son exactamente lo mismo, la mayoría de las veces aparecen entrelazadas y como coartadas necesarias. Incluso el control de nuestras fronteras contra la supuesta “invasión” del migrante se ha convertido en el lucrativo negocio de la xenofobia.

De esta forma, ante un electorado rodeado de inseguridades vitales derivadas de la precarización del mercado laboral y el shock de las políticas de austeridad y ajuste neoliberales, la casta política compite por ofrecer soluciones a base de mano dura contra toda aquella persona identificada como un obstáculo a la buena marcha de la sociedad y de la economía. Es la construcción simbólica (y material) de los migrantes como chivo expiatorio. Esto genera una sutil pero progresiva transformación de los problemas sociales en asuntos individuales, justificando la transferencia de responsabilidades del ámbito de los servicios sociales a la política criminal.

El problema no son solo aquellos políticos que azuzan los temores xenófobos de una parte de la población (preocupación ciudadana, por cierto minoritaria,  según los datos que ofrecen las encuestas del CIS). Lo peor es que estas declaraciones de determinados políticos del régimen son también, y por desgracia, el síntoma  de un sistema enfermo que prefiere refugiarse en la infructuosa fortificación comunitaria.
España no necesita que nadie ocupe el espacio político de “Le Pen”, ese espectro electoral ya está conformado en los partidos del régimen. Lo verdaderamente necesario es un movimiento político que afronte el reto de globalizar la solidaridad y de una vez por todas defender y respetar los derechos humanos, así como la dignidad de todas las personas".

por Miguel Urban Crespo
(Miembro del cosejo asesor de la revista Viento Sur)
17/08/2014

16 ago 2014

Rajoy, campeón del endeudamiento

"Resulta que con el gobierno de Mariano Rajoy, con los recortes sociales, con la contención del gasto, con las reverencias a la Merkel, con la supresión de las becas de investigación, con el como dios manda y con las medallas policiales a la virgen, España ha elevado su deuda en 270.000 millones de euros en dos años y ocho meses. A más de cien mil millones por cada año de Gobierno del PP. En cada misa diaria a la que asiste Luis de Guindos, la deuda española crece 274 millones de euros. O sea, que cada día que pasa cada español debe cinco euros más, sin contar intereses. Si este ritmo de endeudamiento se hubiera producido con un gobierno de izquierdas, hoy estaríamos gobernados por un general de escasos galones intelectuales.

El problema que yo veo es que esta hipocresía de la derecha dando datos falsos sobre economía se hace creíble a los esclavos de la derecha, que siguen diciendo que ZP arrojó al país a la ruina, que se gastó el dinero de Moscú en subir las pensiones, en incrementar ridículamente el salario mínimo, en la educación para la ciudadanía, y en las leyes de dependencia y memoria histórica. Pero al español medio se la sudan las cifras. Se la suda su propia hambre. Lo que le pone al español medio es la defensa de sus ideas, en plan defensa del Alcázar.

Me canso de escuchar, en los bares, a mis amigos conservadores recordándome que la situación económica del país y la deuda eran insostenibles con el gobierno socialista. Pues, coño, el récord de endeudamiento de España lo goza con ventaja inmensurable Mariano Rajoy. Y a mí me sigue pareciendo paradójico que yo, cuanto menos tengo, más endeudado esté. Y prefiero arrojarme al alcohol y a las drogas en lugar de a las ideas fijas. Como hacen mis amigos conservadores. Está claro que con Rajoy ya no estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, como nos reprochaban empresarios y banqueros que se están forrando con la crisis. Ahora morimos por encima de nuestras posibilidades. Y estamos siendo muy generosos, muy por encima de nuestras posibilidades, en esta eutanasia social de nuestra clase obrera, que ya ni se toma la molestia de asaltar el palacio de invierno ni Marbella en verano.

Los más sesudos analistas de la izquierda optimista llevan meses diciéndome que las elecciones municipales y autonómicas provocarán un adelanto de las generales. Están locos estos romanos. Si algo ha demostrado Rajoy a lo largo de su extensa e improductiva carrera política, es que el ser humano puede sobrevivir apacible y eternamente sin tomar jamás una sola decisión. “La vida no vale nada si tengo que posponer otro minuto de ser y morirme en una cama”, cantaba Pablo Milanés. Pues Mariano Rajoy, si fuera de cantar, cantaría todo lo contrario. Rajoy consumirá cada minuto de presidente hasta que su segundero se canse. No sé si decir que es su estilo o decir que es su falta de estilo. Ponga el lector la equis donde mejor le plazca.

El caso es que, echando cifras, el Gobierno que gobierna como dios manda ha logrado el gran récord de superar el billón de euros de la deuda española, haciéndola crecer un 25% en solo dos años y medio de despropósito. Coño, que uno hasta echa de menos a Zapatero, que no se inclinaba como un lacayo cada vez que desfilaba el genocida ejército estadounidense, por muy servil que después se mostrara ante el ultimátum de la reforma del artículo 135 de la Constitución. En todo caso, sé que el tópico de que la economía va mejor cuando gobierna la derecha seguirá sonando como mantra en las barras de los bares y entre los bocazas ignaros. Ya se ha dicho aquí que el español es menos amigo de las cifras que de sus inerciales convicciones. Recuerdo a un jubilado que me gorroneaba martinis y que dejó de hablarme el día que le comenté, con mi habitual imprudencia, que durante los años de glorioso crecimiento de José María Aznar las pensiones solo subían un 3,7 anual. Mientras el despilfarrador Zapatero las subía un 7 en tiempos de menor bonanza. Al carajo con las cifras. España es grande, libre y una porque a los españoles de bien nunca nos ha salido de los cojones contar con más de un dedo".

Por Aníbal Malvar
Público.es
16/08/14

6 ago 2014

¿Adiós al campesinado?

"La agricultura ha dejado de ser desde hace años una actividad económica central. Ante un modelo agrario diseñado por y para el agronegocio, cada vez más campesinos se han visto obligados a cerrar sus explotaciones y abandonar el sector. Sin embargo nuestras necesidades alimentarias siguen allí. Sin campesinado, ¿quién nos dará de comer?

La agricultura, en el Estado español, ha pasado de ser una de las principales actividades económicas a una práctica casi residual. En 1900, el 70% de la población activa trabajaba en el sector agrícola; en 1950, ésta había disminuido hasta el 50% del total; en 1980, ya únicamente representaba el 19%; y en 2013, sumaba un escuálido 4,3%. Las explotaciones agrarias, del mismo modo, desaparecen a gran velocidad. En el período de 1999 al 2009, en solamente diez años, éstas disminuyeron un 23%, según el Censo Agrario del Instituto Nacional de Estadística 2009. Pronto no quedarán campesinos en el campo.

Menos explotaciones y más grandes. La concentración empresarial es otra realidad en el mundo agrario. Entre 1999 y 2009, a pesar del cierre de fincas, las que se mantuvieron, en todas las comunidades autónomas, aumentaron su extensión. Aunque los mayores incrementos se dieron en Galicia, La Rioja y Cantabria. En la ganadería, se repitió la dinámica: el número de explotaciones de cada especie de ganado disminuyó, pero aumentó el número medio de cabezas. Castilla y León se situó al frente de la producción de bovino y ovino y Catalunya fue la primera en la producción avícola y porcina, ambas comunidades con el mayor número de ejemplares de cada una de dichas especies. Por cierto, en Catalunya existen prácticamente tantas cabezas de cerdo como de personas.

La renta agraria en términos generales, en los últimos años, también ha retrocedido, a pesar de que en 2013, ésta aumentó un 7,7% después de varios años de mantenerse estable o en caída libre. Según datos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), el sector agrario en la última década ha perdido un 23% de su renta. Asimismo, los costes de producción siguen incrementándose, y actualmente significan un 93% de la renta agraria en su conjunto. La subida de precios de la energía, los fertilizantes y los piensos ha contribuido de forma decisiva al aumento. Los ingresos disminuyen, los gastos no hacen sino aumentar.

Precios en origen y en destino

El diferencial entre el precio que se paga en origen al productor y el que nosotros pagamos en la tienda o el supermercado continúa subiendo. Si en junio del 2013, el precio del producto alimentario de origen a destino se multiplicaba de media por 3,79, un año más tarde, en junio del 2014, el importe se multiplicaba por 4,52, según el Indice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos. Aquellos productos con un mayor incremento de su coste eran el calabacín, el repollo y la berenjena, con un diferencial porcentual entre el precio en origen y en destino de un 950%, un 808% y un 717% respectivamente. En definitiva, quien produce lo que comemos es quien menos dinero recibe.

De aquí que la COAG, la Unión de Consumidores de España (UCE) y la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU) impulsaran una proposición no de ley sobre los márgenes comerciales de los productos agroalimentarios, que fue aprobada por el Congreso de los Diputados en 2008. La proposición instaba a una mayor transparencia en el proceso de configuración de los precios a lo largo de la cadena alimentaria, a la creación de un Observatorio de Precios para controlar y sancionar las malas prácticas en la fijación de los importes, a actuar para eliminar la especulación en los mercados agroalimentarios e implantar un sistema de doble etiquetado (precios origen/precios destino) que permita conocer el valor real de los alimentos y detectar distorsiones interesadas en los precios, entre otras medidas. Aunque del dicho al hecho…

El supermercado siempre gana

La venta a pérdidas por parte de los supermercados, vender por debajo del precio al que se paga al productor, es otra práctica habitual, aunque está prohibido por la Administración mediante la Ley de Ordenación del Comercio Minorista y la Ley de la Competencia Desleal. La gran distribución, sin embargo, utiliza esta medida con el objetivo de fidelizar a sus clientes, vendiendo algunos productos, los llamados “productos reclamo”, a un precio muy bajo. A pesar de ingresar menos dinero con su venta, lo compensa con el incremento de la comercialización de otras mercancías.

El aceite de oliva ha sido, en los últimos años, uno de los productos agrarios más golpeados por esta práctica, ahora parece le llega el turno al arroz. Pero, no es oro todo lo que reluce. El consumidor piensa que ahorra con estos métodos, aunque una vez en el súper lo que deja de pagar en un producto lo acaba pagando en otro. La gran distribución siempre gana. Mientras, estas prácticas tienen un efecto nefasto en el campo, ya que presionan a la baja el precio que se paga en origen por dichos alimentos conduciendo a la ruina del agricultor. Sin entrar a analizar, por otro lado, el fraude que, a menudo, se da con estas prácticas, cuando nos venden, por ejemplo, aceite de oliva virgen extra a un precio extremadamente barato, y al analizar el producto resulta no tratarse del aceite de primera calidad que nos decían.

Muchos campesinos, ante estas operaciones, tienen que acabar cerrando sus fincas. Entonces, si éstos desaparecen, ¿quién nos dará de comer? ¿Quiénes producirán y distribuirán la comida? Creo que la respuesta es clara: unas pocas empresas que controlan cada uno de los tramos de la cadena alimentaria. Se trata de multinacionales como Dupont, Syngenta, Monsanto, Kraft, Nestlé, Procter&Gamble, Danone, Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés, Mercadona, por solo citar a algunas. ¿Tenemos, pues, la comida garantizada?".

publico.es  29/07/14
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3 ago 2014

Los fondos buitres que acosan a Argentina también van a por ti

Los llamados «fondos buitres» son firmas que compran a bajo precio deudas impagables para tratar después de obligar los deudores a pagar la deuda comprada. El millonario Paul Singer es un especialista en ese tipo de “negocio”. Y hoy trata de consolidar su fortuna personal a expensas del pueblo de Argentina... y ya se vuelven hacia España.

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El millonario sionista Paul Singer es el principal donante del Partido Republicano de EEUU.
Está especialmente comprometido con el apoyo a los gays y el militarismo.


"El  fondo buitre NML Capital, que junto a otros tiene a Argentina al borde de la suspensión de pagos, ya está devorando carroña en el mercado español. Elliott Management, fondo oportunista del multiespeculador estadounidense Paul Singer, ya se ha echado en el bolsillo 1 000 millones de euros en créditos fallidos de Bankia y 300 millones de euros del Banco Santander. Se estima que por ambas carteras ha pagado apenas 50 millones, según Auraree.com.

En marzo de 2013, la prensa económica española informaba que Elliott había adquirido al Grupo Santander una cartera de 300 millones de euros de créditos al consumo morosos de Santander Consumer Finance, con un descuento que ronda el 96%. El precio que pagó fue irrisorio: alrededor de 12 millones de euros, según el diario Cinco Días.


Elliott había adquirido al Grupo Santander una cartera de 300 millones de euros de créditos al consumo morosos de Santander Consumer Finance.

En agosto del mismo año 2013, Bankia, la entidad nacionalizada más beneficiada por el rescate a la banca española, lo que ha elevado considerablemente la deuda pública, informaba de que había vendido tres carteras de créditos fallidos por un volumen total de deuda de 1.353,9 millones de euros. En el hecho relevante comunicado a la CNMV, no informaba sobre a quién había vendido los préstamos, ni a qué precio. Pese a la evidente falta de transparencia, la prensa económica ha puesto nombres y números a la operación, de la que estima que “puede llevar un descuento del 95%”. Los compradores de las tres carteras fueron el buitre Cerberus –a quien asesora el hijo del expresidente del Gobierno, José María Aznar Jr.–, Elliott y la empresa de recobros no­ruega Lindorff. “La cartera estaba valorada en 1.354 millones, pero sólo apoquinaron 68”, publica Finan­zas.com. Nos hemos puesto en contacto con Bankia para confirmar estos extremos, y su respuesta ha sido que “por confidencialidad” nunca dan las cifras y “los compradores no quieren ser identificados”.

Pocos meses después, trascendía que Elliott compraba la firma de recuperación de deudas doméstica Gesif para convertirla en su base de operaciones en el mercado español. Su directora general era Melania Sebas­tián, exresponsable de Ges­tión de Información de Banca Co­mercial de Caja Madrid, quien seguiría en la usurera Gesif. Nótese cómo una exdirectiva de Caja Ma­drid hace de intermediaria entre la ya nacionalizada Bankia y el fondo buitre Elliott.

Qué ocurrió en Argentina


Los fondos buitre hacen dinero aprovechándose de países en dificultades, como Argentina durante la crisis de 2001, para comprar deuda a bajo precio. Luego esperan el momento oportuno para obligarles a devolverla a un precio más alto vía judicial incluyendo intereses de demora y costas judiciales.

Así especulan sobre deuda pública, comprometiendo los gastos sociales que benefician a la gran mayoría de la población. Estos buitres eligieron el litigio tras haberse negado al formar parte del 93% de acreedores que aceptaron el canje con el Gobierno. Y ahora el juez del distrito de Nueva York, Thomas Griesa, prioriza el pago a los fondos buitre, lo que abre la puerta a una avalancha de demandas que podría desembocar en la suspensión de pagos en Argentina el 30 de julio. Como bien dice Julio C. Gambina, “nadie sabe en rigor a cuánto puede llegar la demanda de acreedores de la impagable deuda”, pero sabemos que el coste para el pueblo argentino puede ser catastrófico.

Pero, ¿quién está detrás de estos fondos buitre? NML Capital es una filial del fondo de inversión Elliott Management Corporation registrado en el paraíso fiscal de las Islas Caimán. Es el imperio del millonario defensor del Partido Republicano estadounidense y cercano al Tea Party, Paul Singer.

Elliott especula, entre otras cosas, con deudas públicas, violando cualquier soberanía de los Estados y sus pueblos. Pero especula también con deudas privadas y llegó en 2011 a poseer dos millones de dólares de la de Lehman Brothers.

Singer fue el mayor financiador de la campaña presidencial de George W. Bush en 2004; también aportó a la campaña de Mitt Romney en 2012 y a la del alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. Además, es el mayor financiador privado de la Policía de Nueva York. Así pues, como uno de los principales financiadores del Partido Republicano, juega un papel importante en la política estadounidense y, por lo tanto, también en la política internacional.

La fundación que lleva su nombre, The Paul E. Singer Foundation, lo elogia por su filantropía, su liderazgo en la expansión del libre comercio, su gestión a favor de la seguridad nacional de EE UU y para el “futuro de Israel”. Además, Sin­ger es el presidente del Manhattan Insti­tu­te for Policy Research [1].

NML llegó incluso a embargar la Fragata Liber­tad argentina en Ghana en octubre de 2012, exigiendo al Estado argentino alrededor de 370 millones de dólares por bonos impagados.

Respecto al caso argentino, NML es el principal financiador de la organización, American Task Force Argentina (AFTA), lobby que influye en el Congreso y la Justicia estadounidense perjudicando a Ar­gen­ti­na. Para hacernos una idea del poder de estos buitres, NML llegó incluso a embargar la Fragata Liber­tad argentina en Ghana en octubre de 2012, exigiendo al Estado argentino alrededor de 370 millones de dólares por bonos impagados.

Lo que esta pasando en Argen­tina es emblemático de lo que empieza a vivir Grecia, donde operan buitres como Dart Manage­ment, con sede en islas Caimán, que también actúa en el país latinoamericano. Ya en 1999, NML consiguió, por una sentencia de EE UU, el pago por parte de Perú de 58 millones de dólares por una deuda que el fondo había comprado por 11 millones. Hizo también negocio con la República Democrática del Congo".

por Jérome Duval y Fatima Fafatale
RED VOLTAIRE | 31 DE JULIO DE 2014